Hola. Soy la humana que traduce-interpreta-escribe este blog.
Como diría Nube: es de mala educación no presentarse. Así que mi nombre es Mayte, aunque para ella soy May o mejor, su mamá humana.
Yo también empezaré por el principio.
Nube llegó a mi vida, como resultado de una promesa realizada a mi hija Lucía (Lu o hermana humana). A ella le costaba mucho estudiar debido a su dislexia, así que cuando se desmoralizaba por los escasos resultados positivos obtenidos, a pesar de todo su esfuerzo y como lo que más le gustaba en este mundo eran los animales, de cualquier raza, pues la forma que se me ocurrió de motivarla era hacerle la promesa de que si llegaba a la ESO, adoptaríamos a un perro. ADOPTAR, SÍ. Nunca me plantee comprar.
Bueno, el caso es que Lucía cumplió y empezó a estudiar la ESO. Yo me hacía la remolona, olvidadiza, despistada, etc. Pero no coló. Ella tiene una buena memoria y ¡cómo iba a olvidar algo que le había costado tanto de conseguir! Ilusa de mí.
Así que lo prometido es deuda y cumplí la mía.
En honor a la verdad, confesaré que para mí sabía que empezaba una especie de penitencia pues los perros, me gustaban lo justo. Es decir, yo no me metía con su vida, ni ellos en la mía. En casa siempre habíamos tenido perros, pero yo pasaba de ellos, porque más que nada me daban miedo. Hasta que apareció en mi vida Lía. Una pastora alemana, preñadita de seis hermosos cachorros mezclas de pastor alemán con pastor belga ¡Preciosos!
Con Lía, digamos que hice un paréntesis, excepto ella, los demás perros me daban miedo. Y en mi corazón queda todavía la pena de que nuestros caminos se tuvieran que separar. Pero bueno, eso es otra historia.
Mis requisitos eran:
- Que no fuera un cachorro.
- Que no tuviera el pelo largo.
- Que no fuera hembra.
Vamos que me los salté a la torera, porque Nube no cumplía ni uno. Y sí, fui yo la culpable, no puedo decir que fue un capricho de la niña.
Y es que fue amor a primera vista, creo que eso sería lo más parecido, aunque me gusta pensar que al tocarla se activó ese hilo energético que nos une a aquellas personas y animales que son importantes en nuestras vidas.
Lo que pasó después, mejor que os lo vaya contando ella. Lo único que os puedo decir más, es que Nube no ha sido para nada mi penitencia, al contrario, ha sido mi salvación. Me ha enseñado muchas cosas y gracias a ella, he aprendido a amar y a respetar a los animales (con los gatos todavía mantengo una cierta distancia, pero estoy en ello).
Gracias a Nube mi vida es mucho más divertida y el mundo es un lugar mejor.
Y quiero tanto a mi hija, como a mi hija peluda. Si esto, no lo entiendes, es que nunca has compartido tu vida con un perro, gato o cualquier animal. Te recomiendo que lo hagas, pues es una experiencia tan enriquecedora que es una lástima que realices este viaje, que es la vida y te la pierdas.