33. Chocolate malo

Un ruido, levanto la cabeza, ¡cómo pesa!, es mamá, me acaricia de nuevo y me da agua dulce, menos mal tenía sed. Voy a seguir durmiendo, Lu sigue a mi lado y también oigo los ronquidos deben ser de mamá, sí, estoy en casa o un lugar muy parecido al cielo. Mañana será otro día. Buenas noches.

Hace un rato que ellas se levantaron. Yo lo intenté, pero todavía me pesaba el cuerpo así que he dormido un ratito más. Me ha venido muy bien porque cuando me he despertado ya sentía que tenía de nuevo energía para levantarme y mis patas no flojeaban. Aunque me he despertado con mucha sed y hambre.

Me han dado los buenos días con un: ¿Qué tal Nube, ya te encuentras mejor?

Mamá ha dicho lo de siempre: ¡No gano contigo para disgustos!

No sé por qué lo dice, será por la tos de la perrera que me entró o por la vez que creía que me había comido los cristales de la bombilla cuando se rompió, o cuando me escondí detrás del sillón y tardaron mucho en encontrarme o aquella vez que me metí dentro de la lavadora o por las veces que me escondo en el paseo cuando ella se despista. ¡Qué risa! Ella se asusta pero yo me lo paso muy bien, solo son pequeñas travesuras.

Bueno esta vez parece que no están muy enfadadas conmigo. Ha debido de ser porque la culpa no ha sido mía sino de eso que me comí.

Les he oído comentar que era chocolate, pero debía estar malo, porque el que se le cae a Lu cuando come galletas no me sienta mal.

Pero esta vez he aprendido la lección: no comeré nada del parque y menos chocolate. No es bueno para los perros nos ponemos malitos, ni el del parque ni el de las galletas de Lu.

Nube Lengualarga

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